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El teatro breve y brevísimo sigue teniendo una función determinante en la sociedad por conformar, a través del arte, una dialéctica crítica entre la dramaturgia y el mundo "real". En esos intentos de devolverle la humanidad al hombre, con los innumerables "milagros dramáticos" y el desenmascaramiento que de ellos se derivan, se espera del espectador un trabajo adicional de interpretación que sirva para indagar en lo más profundo de su conducta.
Hemos podido demostrar con este estudio que la abreviación no implica la simplicidad y la carencia de significado. Por el contrario, la síntesis dramática implica un trabajo lingüístico milimétrico que logra contener una crítica y un impacto movilizador en unas cuantas páginas, por no decir líneas. En este sentido, el teatro breve actual en la pluma de José Moreno Arenas y José Sanchis Sinisterra prima el significado sobre la duración, haciendo énfasis en el carácter social que sigue teniendo el teatro en este siglo.
Estos dos dramaturgos, cada uno con su estilo particular, coinciden en la necesidad de trabajar el teatro desde diferentes perspectivas con el fin de llevar al espectador a cuestionarse sobre su rol en el patio de butacas, así como el que juega en su diario vivir. De este modo, se cuestiona lo establecido y se pone en juego la validez de los parámetros sociales instaurados. El individuo es confrontado a sus diferentes facetas y posiciones con el objetivo de desmantelar, mediante un efecto, las conductas o situaciones que merecen ser revisadas.
