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Es para mí un honor y un privilegio poder presentar la extraordinaria novela "Estrellas fugaces en el cielo de verano" del talentoso escritor español Francisco Angulo. Como crítico literario, he tenido la fortuna de leer innumerables obras a lo largo de mi vida, pero pocas me han conmovido y cautivado como lo ha hecho esta magnífica creación. Angulo nos transporta magistralmente a la España de los años 30 y nos sumerge de lleno en los turbulentos acontecimientos que darían lugar al estallido de la Guerra Civil.
A través de la mirada de su joven protagonista, Richard Beckenbauer, asistimos a la creciente tensión política y social que dividía al país. Somos testigos cercanos del sufrimiento de los campesinos y mineros explotados, del idealismo de los jóvenes anarquistas, de la ceguera de los terratenientes y de la determinación implacable de los militares por aferrarse al poder. Angulo ha logrado crear una atmósfera impecable de época que nos hace sentir como si estuviésemos allí.
Su minuciosa investigación histórica se refleja en cada frase, sumergiéndonos vivamente en ese crucial momento de la historia de España. Desfilan ante nuestros ojos personajes inolvidables, desde el comandante nazi Uli Lindemann hasta el poeta revolucionario Tomás García Hernández, pasando por sindicalistas, campesinos, maestros, funcionarios y pilotos. Todos ellos surgen del talento de Angulo dotados de una asombrosa humanidad y verosimilitud.
Pero la grandeza de esta obra va mucho más allá de su magistral recreación histórica. En esencia, es una conmovedora historia de amor y redención. La relación clandestina entre Richard y Tomás, dos jóvenes de mundos opuestos atraídos irremediablemente, se convierte en metáfora de todo aquello que une a los seres humanos más allá de las diferencias. A través de ellos exploramos temas universales como la búsqueda de identidad, la lucha entre el deber y los sentimientos, el conflicto entre lo racional y lo pasional.
Sus encuentros furtivos en playas desiertas, sus miradas cómplices, el fuego de su amor prohibido, todo ello está descrito por Angulo con exquisita delicadeza sin recurrir nunca a la cursilería. El despertar sexual y sentimental de Richard simboliza también su despertar moral y político. Poco a poco se va dando cuenta de la manipulación de la que ha sido objeto y decide actuar movido por su conciencia.
La revelación de la verdad sobre las minas de oro que está saqueando su país para financiar la guerra despierta en él un imperativo moral de impedirlo.