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En las primeras décadas del siglo XIX la actividad productiva preponderante realizada en las regiones rurales del Río de la Plata estaba ligada a la ganadería vacuna para la producción de CUERO y carne para TASAJO (carne seca y salada para permitir así su conservación, pues aún no había frigoríficos). Esta producción resultaba atractiva para las élites de la provincia de Buenos Aires que comenzaron a invertir en el sector, en un marco de abundancia de tierras, escasez de mano de obra y capitales y la existencia de un mercado seguro.
PARA LA ÉLITE, LA GANADERÍA SE CONVIRTIÓ EN UN COMPLEMENTO DE SUS INTERESES COMERCIALES Y FINANCIEROS DEL PUERTO. No hay que olvidar que LA PRODUCCIÓN DE TASAJO ERA UNA ACTIVIDAD AGRO-EXPORTADORA: estaba destinada al mercado externo. Y los ingresos que generaba eran gastados en la importación de artículos manufacturados, provenientes fundamentalmente de Inglaterra, más baratos que los productos artesanales locales.
POR EL CONTRARIO, LA CRÍA DE OVEJAS DE BAJA CALIDAD, CONSTITUÍA UNA ACTIVIDAD SECUNDARIA, Y EL GANADO OVINO QUEDABA RELEGADO A LAS TIERRAS MARGINALES EN LAS ESTANCIAS LOCALES. La situación comienza a cambiar cuando A FINES DE 1820 ALGUNOS ESTANCIEROS -en su mayoría extranjeros- COMENZARON A IMPORTAR DESDE EUROPA ANIMALES DE RAZA para cruzarlos con sus criollos de peor calidad. INMIGRANTES RADICADOS EN EL PAÍS, QUE SE HABÍAN HECHO DE ALGÚN CAPITAL GRACIAS A ACTIVIDADES COMERCIALES O FINANCIERAS, COMIENZAN A INVERTIR EN EL SECTOR OVINO.
Para abordar el tema, hemos resumido lo esencial de los siguientes capítulos del libro de Sábato: CAPÍTULO 1 LA CRÍA DE OVEJAS EN BUENOS AIRES y CAPÍTULO 5 LOS "OVEJEROS", FARMERS DE BUENOS AIRES.