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El deseo es humano, deseamos todo el tiempo, y sin deseo el propósito de nuestras vidas no está determinado viviremos sólo porque se nos ha dado la vida perdidos en medio de un vasto espacio de posibilidades. Sin embargo, parece descabellado pensar que porque deseemos podremos y tendremos el fin de nuestros medios. La vida son encuentros, imprevistos, éxitos y fracasos. En consecuencia, algunos de nuestros deseos nunca podrán realizarse, y en este discurso se trata de repensar nuestro ser en el vasto mundo de los deseos, y esta obra pasa por una retrospectiva de la historia de la dominación, y luego por un trabajo filosófico en el que repensamos nuestro ser y su finalidad, que es al mismo tiempo espiritual, social e intelectual.